En una nueva entrega de La Mirada ASISA, hemos contado con la visión de Tomás Fuertes, presidente del Grupo Fuertes (El Pozo) sobre lo que significa hoy en día ser empresario, qué es necesario para gestionar un proyecto de las dimensiones del Grupo Fuertes y sobre la responsabilidad individual.

“Cuando tenía ocho años me preguntaron qué quería ser de mayor. La respuesta es quiero ser algo”. Así empieza la conversación con Tomás Fuertes, presidente del Grupo Fuertes. Años después, y tras centrarse en crecer como persona, encontró su vocación: “Ser empresario”. ¿Qué es ser empresario?: “Se trata de coordinar valores humanos, técnicos y económicos para conseguir dos cosas que la sociedad necesita: crear puestos de trabajo y riqueza”.

“Soy un empresario, pero no bueno, porque la persona no está acabada. Lo que ha hecho una persona en su vida no tiene importancia, lo que importa es lo que va a hacer, que es un síntoma de que estás vivo. Y si estás vivo, tienes la oportunidad de poder hacer, siempre desde unos principios positivos”, explica.

La alimentación del futuro

Tomás Fuertes tiene muy claro que para triunfar en un negocio es necesario adaptarse y tener en cuenta una visión “progresista y conservadora”. Esta visión le lleva a tener una idea muy clara de la alimentación del futuro: “Será una alimentación personalizada, con mucha importancia en la composición y la cantidad que debe tomar cada persona. Y hay que tener en cuenta el metabolismo, la edad, el ejercicio, el trabajo. Con la llegada de la inteligencia artificial se podrá conocer el alimento y la dosis que se ajusta al organismo de cada persona”.

La responsabilidad individual, los valores y la ilusión

Cuando se le pregunta al presidente del Grupo Fuertes cómo ha sido posible desarrollar su proyecto, afirma que “se construye ladrillo a ladrillo. Hoy en día para hacer algo grande es necesario actividad, lo que es el trabajo, tecnología de última generación y cariño. Nuestro objetivo siempre ha sido ser los mejores, no los más grandes”. Y pone el acento sobre la responsabilidad individual: “Mientras estamos vivos tenemos la obligación de aflorar nuestros valores, de tener aspiración”.

Finalmente, explica que “la persona tiene que darse cuenta de que ha nacido y antes de morir debe escarbar y no hacer otra cosa que no sea lo que puede hacer, pero debe hacerlo. Y para eso se necesita ilusión. El arte de vivir es el que te hace enlazar ilusiones. Si tienes ilusión, lucha por ella, y luego enlaza con otra. Todo esto te ayuda a aflorar todos esos cocimientos que tienes sobre todo para el servicio hacia la humanidad y la sociedad”.

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