La Fundación ASISA ha participado en el IV Congreso Internacional de Humanización de la Asistencia Sanitaria que se ha celebrado en Zaragoza los días 2, 3 y 4 de abril. De esta forma da continuidad con su compromiso de apoyo a la humanización de la asistencia, tras su participación en los congresos previos celebrados en Madrid y Córdoba. El congreso, bajo el lema «La Voz de las personas», ha estado dedicado a unir esfuerzos de pacientes, familiares y profesionales, con el objetivo de rediseñar los Sistemas de Salud hacia un modelo centrado en la dignidad de las personas.
En esta ocasión, la Fundación ASISA ha hecho posible la participación en el congreso de la escritora, y también filóloga, Irene Vallejo, conocida autora del libro “El infinito en un junco”, que ha alcanzado 60 ediciones y traducido a 70 idiomas.

En su intervención, la escritora ha comentado su experiencia con la enfermedad, como cuidadora tanto de su padre como de su hijo, sus largas estancias hospitalarias, donde su vida corría paralela a las de todos aquellos que veía a través de las ventanas del hospital. Se ha referido también al enorme poder que los oradores clásicos otorgaban a la palabra para tranquilizar, para sanar, pero también para sembrar miedo, herir o dar coraje, y ha reivindicado la ternura, incorporada por los griegos a la palabra, citando la frase de Hipócrates: “curar a veces, consolar casi siempre, acompañar siempre”.
Vallejo ha recordado el efecto terapéutico de la escritura para evadirse de los problemas, olvidarse de la angustia, y del hospital. Ha aludido al papel del libro como compensación de todos esos viajes y aventuras a los que no tenía acceso desde el hospital mencionando que, durante la pandemia, su contexto se convirtió en el de toda la Humanidad y la literatura fue el refugio y el consuelo de los que teníamos que estar encerrados.
A continuación, Irene se ha referido a “Érase una voz”, su proyecto para llevar a los hospitales una actividad mensual que consiste en contar cuentos y narraciones orales a los niños hospitalizados y a sus familiares, transmitiendo mensajes de esperanza, alegría, y curación. Ha mencionado su “obsesión” por llevar el arte a los hospitales para ayudar a llenar las largas jornadas muchas veces vacías y a reducir la ansiedad. Recordó que los libros, para los que pueden leer en el hospital, son más discretos que la televisión, que puede molestar a los que comparten la habitación, y ha advertido que últimos estudios dicen que las pantallas nos producen ansiedad, mientras que los libros reducen el estrés. Se refirió al futuro del proyecto, para el que buscan espacios en los hospitales en los que músicos vayan a dar sus conciertos y en los que se hagan otras actividades como exposiciones y talleres.
También habló acerca del enorme culto al triunfo y de lo fundamental que es compartir momentos de fragilidad que nos permiten entrar en una conexión que no tenemos cuando hablamos de éxito, de felicidad. Se refirió al duelo, más difícil en la pandemia, y a la dificultad de la gente a la hora de abordar temas como la muerte, la enfermedad y la discapacidad; aludió a que la gente te evita cuando tienes una enfermedad o una discapacidad, no por mala intención, sino porque no tienen las herramientas para hablar de esos temas, porque temen cometer una torpeza. Para Irene Vallejo, eso demuestra que estamos fallando, que no estamos construyendo una relación sana, natural y espontánea con todas esas circunstancias de la vida que, cuando nos llegan, nos encuentra huérfanos de recursos, de palabras y provistos de comportamientos viscerales, no como los filósofos de Grecia y Roma que hablaban de este tema para ser capaces de afrontarlo.

Por otro lado, en el curso del congreso, la Cátedra de Humanización de la Asistencia Sanitaria, entregó el premio a la Mejor Intervención llevada a cabo en Humanización que ha recaído en Soledad Corachan y su equipo por el trabajo “Les veus de la Memòria: El poder de la Música”, programa coral en pacientes con diagnóstico de demencia de intervención terapéutica integral, que se implementó con éxito durante 2024 en el Centro Terapéutico de Día de la Asociación de Familiares de Alzheimer de Valencia.

La Dra. Tormo, directora de Planificación y Desarrollo de ASISA, puso de relevancia que “con el premio a la mejor intervención aplicada, la Cátedra busca reconocer las aportaciones en materia de Humanización de la asistencia y darlas a conocer para que, iniciativas parecidas, puedan ser implementadas en otros centros sanitarios o sociosanitarios”. “En esta ocasión, la cátedra ha premiado un proyecto, aparentemente pequeño, llevado a cabo en un cetro de Valencia y que tiene a la música como instrumento terapéutico. Desde la cátedra queremos alentar a que proyectos de esta índole se presenten a este premio en futuras ediciones porque todas las aportaciones pueden ser valiosas”.
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